Marchamos por la marihuana
Como se hace el primer sábado de mayo, desde el año 1999 una vez más miles de personas, se movilizaron este año para pedir por la despenalización y legalización de la marihuana, además de compartir shows musicales.Las concentraciones y reclamos tuvieron lugar en diferentes ciudades de todo el país, aunque las más populosas fueron en Capital Federal, La Plata, Córdoba y Rosario. Se calcula que en esta última ciudad marcharon alrededor de 5 mil personas, a lo largo de seis cuadras, movilizándose desde Plaza San Martín hasta el Monumento a la Bandera.En las distintas manifestaciones se reclama desde el cese de las detenciones, los procesos penales
o las multas a usuarios y cultivadores, hasta el reconocimiento de los usos medicinales e industriales del cannabis.

Me dijeron que el único que fue es Vicentito Padulio. Así me lo comentó uno de los pibes de la esquina. Entonces él debe tener data fresca, si quiero escribir algo sobre el tema, nada mejor que tener su testimonio. Les pregunté si alguno sabía dónde vivía Vicentito y me dijeron que sí. De los cuatro ninguno quiso acompañarme, por esos días habían discutido con él a causa de una guita que se fue y no volvió.
Entonces les pedí que me dieran la dirección, que yo iba solo. Se rieron en mí cara, diciéndome -¿solo? no haces ni dos cuadras con grabador y máquina de foto. Le vamos a pedir al Negro Carvalho que te acompañe, es su amigo-.
Uno de ellos hizo un silbido largo y luego dos más cortos, como si fuese una señal del código Morse, y al poco tiempo en una moto, que en realidad eran pedazos de varias motos apareció el Negro Carvalho. Saludo a su modo, a mí me dio la mano, y al toque ya le habían dicho lo que yo pretendía.
Entonces el Negro Carvalho me dijo, vamos pero me tiras unos pesos, estoy seco y hace días que no prendo una mecha. Y allá fuimos. El barrio se fue haciendo cada vez más barrio. Nos detuvimos en una casa humilde con una galería de enredaderas. El motor de la moto lo apagó mucho antes de llegar, el Negro me dijo: – es por si está durmiendo, si lo despertamos con la moto se va a poner como loco y no nos va a dar bola-
Otra vez dos o tres golpes de mano, en un código que como dije parecía golpes de Morse, y apareció Vicentito. Se saludaron, luego me dio un apretón de mano y me dijo: - a vos te conozco, sos amigo del Perrito Almada, si buscan faso tengo para convidarlos, pero no para vender, no quiero andar más en eso. Dale pasen que hacemos uno, son flores, “el paragua” no va más.
Entonces pasamos a una pieza donde colgaban de las paredes viejos discos de vinilo, algunos pósters de Jimi Hendrix, uno de Néstor Kirchner, y otro de un personaje nicoleño que no voy a mencionar. Enseguida le expliqué el motivo de mí visita, no fumo, pero quería saber que impresión tuvo él como consumidor de marihuana, de la marcha que se hizo en Rosario y había participado.
Entonces note que se puso contento, por fin alguien lo haría protagonista en algo que se escribiría y muchos leerían. Fue complejo explicarle que esto era para una revista virtual, digital, no de papel. Por lo que me comento: -yo en esa gansada de la compu no ando, a mi me gusta las cosas de frente manteca, no quedar ahí sentado, que no se que, el chat, que el fax dice y que se yo, a mis amigos los veo y se lo digo, no se lo mando a decir picoteando un teclado. Voy a armar uno. ¿Verdad que no fumas uno?.
No, le respondí. Lo hacía cuando era un adolescente pero no me di bien.
-Claro tenías mucho gusanos en la cabeza, sabes, los que no se dan bien con el faso, es porque tienen muchos gusanos en la cabeza, y el humo en vez de adormecerlos los despierta a los gusanos, y te dicen las cosas que no queres oír.
Cuanto terminó el comentario, ya tenía armado un cigarrillo de marihuana, me sorprendió el tamaño, pero no le dije nada, grandes bocanadas de humo de aroma penetrante inundaron la pieza. Desde el patio se escuchó una voz de mujer que decía: - Vicentito, recién apagaste uno, ya encendiste de nuevo, se te va a cocinar el cerebro dándole al porro todo el día.
-No vieja, es para convidar acá al amigo, que es periodista, hay que tener gentileza, el hombre quiere escribir de mí, no lo voy a dejar pintado, que fasee un poco. Terminó de decirlo y me guiñó un ojo. Entonces por lo bajo agregó. – a mí vieja no le gusta que fume mucho, pero las plantas me ayuda a cuidarlas.
Cuando me vio con el grabador en mano, se inquietó un poco, pero enseguida le explique que lo necesitaba para registrar lo que me contaba de la marcha. Aceptó, y me pidió: - cero de foto vieja, acá no. No saques fotos, la yuta puede estudiarla y saber donde vivo, y yo ya me comí varias de esos hijos de puta.
Entonces prendí el grabador y le pedí que me contara, ¿cómo fue, qué impresión le causó la marcha?. Entonces volvió a lanzar una bocanada de humo y empezó a hablar.
-Acá en San Nicolás son todos caretas, se vuelven locos por un fasito, pero a la hora de poner la caripela, nadie la pone, Vicentito si, acá amigo, está Vicentito Padulio, que se banca cualquiera, - hizo un silencio largo, tan largo que pensé que no quería más hablar, pero luego de varias pitadas ya casi quemándose los dedos con lo que quedaba “del faso”, continuó. – Todos esos guachos amigos míos dijeron que iban a ir, pero a la hora del “vamo a ver” arrugaron.
Yo me fui solo, me tome la A y me fui. La convocatoria era en la Plaza San Martín, es grande Rosario. Ahí está la casa del gobierno. Cuando llegué me sorprendí ya había mucha gente, todo los locos ahí con instrumentos, mucho bombo, viste, muchos carteles, pidiendo para poder plantar libremente. Si es una planta, que tanto problema. Vení, vení al patio te voy a mostrar las que yo tengo.
Entonces salimos de la habitación, creo que el humo ya había hecho efecto en mí, porque cuando respiré aire puro del patio me sentí mejor. Una mujer gorda de anteojos apareció entre unos árboles, no le quise preguntar, pero supuse que era su madre.
Caminamos entre unos pastizales, luego apartó unas cañas y me dijo: mirá ahí las tenes, ¿ no son hermosas? Sabes como las cuido. Yo no quiero comprar más, no quiero entrar en esa cosa que tenes que ir no se adonde a comprarle a un desconocido, que siempre te caga, te caga doblemente, porque te caga en la guita, y te caga en lo que te vende, quien te dijo a vos que lo que te venden, prensado, seco, con olor a desinfectante, es marihuana, yo creo que con eso nos están matando y ellos llenándose de guita.
No vieja. Yo quiero tener mis plantas, en mí patio, y que mí vieja me ayude a cuidarlas. Así después fumamos todos. ¿Queres que te arme uno de esta.?, Ah no, es verdad me dijiste que no fumas, tenes pinta de careta, pero está todo bien, si no fumas no fumas, yo ya estoy jugado vieja, fumo desde los 16 años, pero yo quiero mis plantas.
Entonces noté, que nos íbamos del tema quería saber de la marcha, su impresión, cómo había sido, y entonces volvía a mencionarle el asunto.
- Bueno ahí, en esa plaza nos juntamos todos, éramos muchos, miles dicen, tocaron algunas bandas y después comenzamos a marchar por una que se llama calle Córdoba, había mucha gente, eran como más de cinco cuadras, con mucha alegría, nos reíamos, cantábamos, aplaudíamos y fumábamos. La cana nunca se metió. No se vieron, marchamos tranquilos por todo el centro, íbamos al monumento a la bandera, allá terminaba la movida con un recital de bandas rockeras. Llevamos muchos carteles. Algunos hicieron unas hojas gigantes de cuete y las mostraban así en lo alto. La gente que no participaba de la marcha miraba nada más, no decían nada, miraban nomás y claro si no hacíamos nada, fumar, un poco de humo, peor el que humo de los autos, ese es tóxico, el del cuete ¿qué te hace?
Bien Vicentito, y vos ¿por qué marchaste? ¿Por qué crees que hay que marchar?
- Para que me dejen plantar tranquilo, para que a todos los que nos gusta el fasito, nos dejen plantar tranquilos nuestras plantas. El tabaco hace mucho más mal cuánta gente se muere de cáncer por el tabaco, y sin embargo cuántas campos de tabaco hay acá y en todo el mundo. Te imaginas campos y campos de marihuana, en ves de tabaco, bueno dicen que en Paraguay es prohibido pero que es así.
¿Así cómo? Le pregunté.
- y así hectáreas de plantaciones, de plantaciones que luego la convierten en basura y la mandan para acá, y la tenes que pagar lo que no vale. En esa yo no entro más amigo, yo tengo mis plantas y mirá que lindas están, ves yo las cuido.
Y que más me podes contar de la marcha Vicentito, le pregunté.
- y que era mucha gente, pero de San Nicolás yo era el único. Las caretas de acá van a ir cuando se haga una marcha para despenalizar la blanca, la basura que les gusta a los nenes de acá. A mi déjame el fasito, tranquilo si yo no jodo a nadie. Después de caminar un montón de cuadras, por todo el centro eh, por el centro de Rosario viste, llegamos al monumento de la bandera y ahí se hizo un recital, tocaron las bandas, pusieron los carteles bien alto, que lo vean todos, todo el mundo, yo no soy narcotraficante ni lo quiero ser, yo quiero plantar mi plantas y que me dejen de joder. El año que viene si todavía sigue esta historia yo voy nuevamente. Hay que pelearla loco, sino vamos a quedar siempre así, fumando basura paraguaya, dándole la guita a ellos, y si te pescan con un porrito, chau sos boleta, vas preso, te imaginas ir preso por un fasito, y a los que traen toneladas del paragua ese, nunca les pasa nada, no es justo.
Luego conversamos un largo rato más sobre otros temas, Vicentito nos convido unos mates y encendió otro porro, como él lo llama. Más tarde nos pidió que nos fuéramos porque tenía que ir a la escuela, me contó que está terminando el secundario en un centro educativo del barrio, pero antes de despedirnos sentenció, -si esto sigue así yo voy a marchar todas las veces que sea. Por mí y por los caretas que fuman, pero no se animan a dar la cara, yo me muestro entero, total yo ya estoy jugado.
Néstor Trenza.