El peor negocio

Nunca fui creyente, mas bien el agnosticismo fue para mí (mas alla de una posición ante el clero y sus dogmas), una política ante la vida, que dista mucho del ideal anhelado por toda la raza, y que apenas se distingue de los aspectos más primitivos y bestiales de la vida animal.
José Autelli era una persona cómo muchas, de esas que transcurren su existencia de modo sombrío, de las que la muerte o la forma de morir se les presenta cómo el mayor acto de sus vidas. Fue taxista durante un tiempo y luego consiguió un puesto en el Banco De La Nación, pero sin embargo sentía la inevitable frustración de la explanada en la que había vivido, aún así, lo sigo considerando mi amigo. Alguna vez me confió el malestar que le provocaba su condición de hombre maza y de cómo le pesaba sobrellevarla. Pensó en el suicidio para darle un toque de autarquía a su gris vivir, pero no llegó a cometerlo por esa vana esperanza en un cambio de condiciones que todos solemos tener.
Todas las áreas de su vida se encontraban infestadas por esa monótona subsistencia:el trabajo, el matrimonio, la paternidad y lo que es peor, su conciencia. Digo peor, porque en general, las personas suelen ser incapaces de reconocer esto, prefiriendo pasar por alto el profundizar en el rol que cada uno cumple en la sociedad y su desempeño dentro de ésta , evitando a la vez cuestionar las normas impuestas por los estados o naciones. Mejor les resulta acomodarse y dejar que otros realicen o critiquen el espacio que a todos nos compete en la humanidad.
Pero a José no le pasaba esto, muy por el contrario.Sabía que un cambio era posible pero no para él. Cómo si tuviese una conciencia paranormal de su destino.¿Quién sabe porque le sucedía esto? Solo sé que le ocurría.Y no puedo explicar más.
Uno de esos días, cómo tantos, llegó a su casa y encendió la tele. Hizo el zapping de costumbre, hasta que encontró una representación teatral de la obra de Goethe, el poema romántico “El doctor Fausto”, bien interpretada, lo atrapó hasta el final, cosa que no es fácil de lograr en un desahuciado. Cuando terminó la obra, concluyó que ni el mismo Goethe podría haber realizado tan extraordinario relato, recurriendo a la sola imaginación, pensó que algo allende a “lo normal” debía existir para lograr tanta convicción, tanta inspiración en muchos detalles descriptos, solo podían referirse a una realidad no cotidiana pero eso si contundente al fin .
De inmediato comenzó a averiguar sobre sectas y satanismo, se conectó con miembros que lo invitaron a participar de rituales y misas negras, cumplió con los requerimientos de iniciación y se hizo miembro de una de las más grandes sectas “Umbanda”, del país. Supe que pasó poco tiempo para que le fuera dada la posibilidad de trascender en ese ámbito y,según me comentó, la forma de hacerlo era pactando con el príncipe de las tinieblas. No fue muy explícito en este tema, era hombre de pocas palabras pero me aseguró que el diablo, es decir, el mal, en su forma personificada, existía como cualquier otro ser carnal o espiritual y además me confirmó el ansia por las almas de los hombres, cómo si fuesen su dieta. Yo no creía o no quería hacerlo pero tuve cierta convicción o sospecha, cuando ví experimentar grandes cambios en su personalidad. Estos cambios no eran advertidos por todos, sino que los más allegados, los advertíamos. El primero y más notable fue la chispa de luz en sus pensamientos, ya no hablaba de terminar su vida, sino de comenzarla, Todo a su alrededor pareció tener un motivo, asemejándose a esas personas que dan testimonio en los programas evangélicos de televisión, con la notable diferencia de no llegar estos a mostrar tanta fe, pues la fe de mi amigo,era enorme, en todo el tiempo que compartimos, jamás lo vi tan excitado, ni siquiera esa vez que arremetimos contra el prostíbulo después de acertar la trifecta, aquella tarde en Palermo.
Tan grandes cambios en su personalidad, me llenaron de intriga y no pude más que insistirle para que rompiera los votos de silencio. Recuerdo haberle preguntado por la extraordinaria experiencia de encontrarse cara a cara con el impío de los impíos, a lo que me respondió con el siguiente relato: "el Pai me había enseñado la oración y debía repetirla a solas en mi casa esa misma noche, a partir de las 3 AM, por lo cual tenía organizados programas para toda la familia con la intencion de mantenerlos lejos de casa y asi poder encontrarme en la más absoluta soledad, repetí la oración , tome unos cuantos barbitúricos,(pues no me era fácil conciliar el sueño) hasta que me dormí para despertarme poco tiempo después, en un estado de semiconciencia y ante la presencia del Señor de las tinieblas, invitándome con distintos tratos".
"No tenía cuernos ni cola pero en cambio poseía un bello cuerpo de mujer, voluptuoso y oferente, con dos grandes senos, caderas anchas pero estilizadas, un pene de envidiable tamaño y una voz rugiente gutural y viril. Su cuerpo cual agujero negro absorbía la escasa luz del cuarto.Negando cualquier posibilidad de advertir más facciones, me ofreció ser huésped de unos demonios que lo acompañaban y que desesperaban por entrar en alguien y, a su vez tambien me invitaba a la entrega incondicional del alma a cambio de venturosos favores económicos e idílicos ¿Qué más se puede soñar? No accedí a alojar a ningún demonio en mí pero le entregue todo lo de inmortal que yo tenía. Sus promesas fueron magnificas y tentadoras, dulces grandezas me esperan en un futuro inmediato. El maligno se fue de aquella habitación atravesando los muros del edificio luego de cerrar trato conmigo".
Esto fue lo que José me contó al día siguiente de los sucesos descriptos y nunca más lo volví a ver, pues dos días después de aquel desacierto, se estrelló en su auto en el puente Gral. Valle de la autopista y Ruta 188 muriendo en el acto sin posibilidad de arrepentimiento y sin siquiera la posibilidad de rever su trato.
Todo estaba consumado, el devorador de almas conocía el día de su muerte y si bien en nada influyó para que esta desgracia sucediera, solo sacó provecho de aquel dato al que solo acceden los seres espirituales, ese conocimiento atemporal de lo que ocurrió y ocurrirá, reservado para las entidades paranormales, dato que permite al que lo posee, jugar con cantadas ventajas, más sólidas que jugar con “dados cargados” o “naipes marcados” o con”la fija”de algún matungo. La bestia jugó a ganar y ganó sin tener que cumplir con nada de lo pactado, cómo lo hace el más desleal y hábil tahúr , cómo si aprovecharse de la desesperación ,fuese parte de la estrategia. El peor de los negocios para aquel pobre amigo.
Yo sigo siendo agnóstico, aún no logro más fe que la de saber que el próximo día llegará pero ahora tengo conocimiento de una realidad que nunca imaginé, ahora sé de la existencia de Satanás y su séquito y también de la de Dios y el suyo, pero prefiero mantenerme al margen de sus políticas y decisiones, prefiero ser un ateo a conciencia, un feligrés de esta vida sucia y sensual, un nauta en la corta existencia, un simple espectador de esta vida que se agota día a día.
Texto : Jose Puesto