La feria del Olimpo

El periodo de la historia del Rio de la Plata al que nos referiremos, comprende los siglos XX, XXI y XXII. Buenos Aires la que fuera “la perla del plata”, antigua capital de lo que otrora fue Argentina, una república independiente, aunque muy penetrada por el colonialismo europeo desde sus orígenes y hasta su desaparición, padeciendo y sosteniendo características coloniales, salvo por cortos períodos de políticas nacionalistas. Interrumpidas siempre con violentos métodos fomentados por las entonces potencias extrajeras y ejecutados por las fuerzas serviles a las oligarquías propias y a su vez, estos últimos, serviles a los voraces imperios reinantes.
Esta Nación, y en especial Buenos Aires, fueron desde su fundación, codiciadas y asediadas periódicamente por los muchos imperios europeos, los cuales intentaron invadirla militarmente en varias oportunidades sin éxito. Solo pudo penetrarse comercialmente esta joven, rica y brava Nación gracias a las eficaces intrigas sobre todo británicas.
Pocos años después de haber cumplido el bicentenario de su fundación y habiendo sufrido numerosas y sangrientas guerras intestinas y genocidas crisis, (inducidas desde afuera) no pudo más que ceder a los requerimientos del nuevo orden mundial mostrando claros signos de disconformidad y rebeldía, observados principalmente en los sectores populares. Era una de las intenciones de este nuevo orden mundial: reducir drástica y violentamente el número de habitantes del planeta; los cuales pasaron de contar con 6.000 millones a principios del XXI , a contar con casi 50.000 millones para finales del siglo. Exactamente esta cifra es la que arrojó el censo del 2085.
Implementando políticas bélicas, con claros propósitos predadores y apropiadores de los recursos de los países pobres. Recursos tales como el hierro, petróleo y por último, agua y alimentos. Las nuevas armas utilizadas redujeron en menos de 10 años a menos de la mitad la población del planeta, y para finales del siglo, el total censado era de 5.000 millones de habitantes, los cuales se redujeron a menos de 1.000 en cuestión de meses, por causa de una bacteria modificada genéticamente y liberada en los continentes (no blancos), cuyos países fueron incapaces de producir las vacunas y antibióticos para evitar el exterminio desapareciendo así de este modo. A estos años se los llamó “el horror final”.
A finales del XX y comienzos del XXI, a causa del desempleo y el hambre, comenzaron a aparecer una importante cantidad de habitantes que, empobrecidos, solo encontraron el sustento en la recolección, reciclado y consumo de la rica basura arrojadas en las ciudades por las clases más pudientes y acomodadas. A estos heroicos recicladores, en Argentina, se los llamó “cartoneros”.
Estos tenaces hombres, mujeres y niños, se desplazaban en precarios carros de un eje, tirados por sufridos caballos, hasta que leyes proteccionistas de los animales obligó a los hombres a convertirse ellos mismos en los tractores de sus carros y botines callejeros. Cuando lo recolectado, (cartón, vidrio, o metales) superaba la capacidad de venta y almacenamiento, era limpiado, acondicionado y ofrecido por ellos mismos, en “la feria del Olimpo” en las afueras de Buenos Aires, en este caso. Desordenada, sucia pero atractiva, exhibía en los tantísimos puestos, una infinidad de objetos en desuso, por nombrar tan solo algunos: ropa vieja, muebles, relojes obsoletos y baratos, herramientas, instrumentos musicales pero por sobre todo libros. Enciclopedias enteras eran ofrecidas junto a grandes clásicos de la literatura universal. Algunos un tanto deteriorados, y otros en perfecto estado de conservación. Toneladas de libros eran arrojadas a diario en todas las ciudades del mundo pero en “Baires”, los cartoneros impidieron que se perdieran en quemas y pasteras de papel. Los libros atraían a los cartoneros, suponemos que, porque por primera vez, podían acceder a la cultura y al conocimiento gratuitamente, sin burocracia ni costo alguno. Solo encontrarlos, cargarlos y poseerlos. En este fenómeno de descarte de libros incidieron 2 factores socioculturales, a) la ampliación del espacio informático virtual, planteado por el vertiginoso desarrollo tecnológico de entonces y b) la reducción del espacio físico habitacional, que acorde a la explosión demográfica, fue que en aquel viejo-nuevo mundo superpoblado se optó por desechar la información gráfica impresa en papel debido al volumen que ocupaba desestimando que había sido la única forma de almacenar información por más de 6 milenios.
Antes del “horror final”, aquel mundo henchido de personas, no tardó en mostrarse carente de recursos de todo tipo, excepto humanos, entrando por ello en una inevitable crisis. Aquellos estados, apelaron a leyes que atentaban contra lo que se llamaba “el derecho a la propiedad” el cual había sido celosamente guardado durante siglos y que en poco tiempo se volvió insustentable e indefendible. Estas leyes expropiatorias apuntaban al justo reparto de un planeta sin dueño pero con legales e injustos “propietarios”, palabra esta última caída en desuso por nuestros días. Estos “propietarios” resistieron en vano, hasta la promulgación de la ley de “expropiación indeclinable”, que fue aplicada no sin recurrir a métodos violentos. Este conjunto de leyes dieron el tiro de gracia a un estilo de vida sin muchas pretensiones intelectuales y espirituales, que fue sucumbiendo con la “anti publicidad” que además promovía denuncias y condenas para el consumo compulsivo y fanático, aquella inhumana filosofía de “poseer para ser” exacerbada por la TV y la Radio, principalmente, y que apuntaba a drenar los muchísimos productos vanos de la revolución industrial, llegaba a su fin. La desaparición de la industria moderna cómo consecuencia de la 3º guerra mundial, guerra conformada por muchas guerras desparramadas por todos los continentes libradas entre los años 2060 y 2084. En estas guerras de exterminio se utilizaron armas de energía dirigida, Láseres invisibles con microondas de alto poder que asestaron el golpe final a la era de las telecomunicaciones, quedando inutilizadas absolutamente todas las formas de comunicación electromagnéticas ,telefonía, internet, celulares, satélites, etc. Todo esto sumado a la destrucción de la totalidad de las centrales productoras de energía eléctrica y el abrupto aniquilamiento de la mayor parte de la humanidad, prestataria de la mano de obra, (basamento del capitalismo industrial) dejando un mundo desértico y arcaico, aunque eso sí, más sabio que cualquier sistema o sociedad anterior.
Sin recursos para restablecer la industria y las comunicaciones, el hombre debió adaptarse a una nueva civilidad sin mucha disconformidad por el temor aun latente de volver a lo anterior, al derroche de valiosos y no renovables recursos naturales. Se consensuó el “nunca más guerra” y el hombre comprendió el valor de la vida. Sin petróleo, el transporte terrestre volvió a la tracción a sangre, en mares y río a los barcos de vela y en el cielo con escasa frecuencia, a las naves más livianas que el aire mismo. El mundo pareció detenerse pero no fue así, solo se perdió la vorágine del viejo sistema muerto y la paupérrima cantidad de habitantes hicieron imposible restablecer ni siquiera una mínima parte del intento de crecimiento constante, aquella sociedad injusta y derrochadora no volvería más. Los humildes cartoneros de las ciudades de Sudamérica (que en su gran mayoría no podían acceder a la informática ni a telefonía de ningún tipo) poco y nada padecieron aquel colapso. Hábiles en el manejo de caballos, rápidamente fueron ganando un merecido lugar en la nueva, ignorante, y torpe sociedad. Debido además a la permanente exposición a los innumerables tipos de gérmenes de la basura, desarrollaron una inmunidad casi imbatible frente a las exterminadoras armas bacteriológicas que terminaron de diezmar a la humanidad. Muy pocos de ellos, los más viejos llegaron a enfermarse a causa de las genéticamente manipuladas bacterias propagadas, las mismas que en pocas horas, una vez dentro del organismo de cualquier mamífero, lo enfermaba causándole la muerte, una muerte dolorosa pero rápida.
Las muchas familias cartoneras sobrevivieron y sin violencia se convirtieron en los únicos poseedores del saber universal almacenado en sus libros, los únicos libros existentes puesto que una de las estrategias de las muchas guerras, era aplicar la “operación Alejandría” que consistía en destruir las bibliotecas en su totalidad y cuyo nombre hacía referencia la destrucción de la famosa biblioteca del mundo antiguo. Aquellos libros desechados por todos y destruidos por muchos, fueron conservados por los cartoneros con gran celo convirtiéndose con esto en luz y esperanza de todo el globo.
-¡Terminé Señorita!
–muy buena exposición de nuestra historia, Ernestito, te felicito, tenes un 10.
-Gracias Seño.
–Ahora alumnos, anoten antes de retirarse la fecha en sus pizarras. Hoy es 7 de septiembre de 2186. No se olviden de repasar Logaritmos y cálculo trigonométrico para mañana. Hasta mañana chicos.
-¡Hasta mañana señorita! –Se escuchó en coro y corriendo salieron los 6 chicos de 10 años.
Ernestito se montó en su bicicleta de cartón ultra prensado, material que reemplazó al acero y que se consigue aplicando un tipo de microbios, los cuales descomponen parcialmente las fibras celulósicas haciendo que el encadenado molecular de estas se compacte hasta el punto de acero. En su bici, cruzó el verde campo salpicado de ovejas multicolores hasta su casa subterránea, adonde cómo todos los días, lo esperaba su madre. Casi sin bajar de la bicicleta, patea la puerta y corre a los brazos de su madre gritando eufórico: - ¡Mamá, mamá! - ¿Por qué tanta alegría? preguntó su madre- Me saque un diez en historia! –Te felicito hijo! -¿De qué hablaste? -de nuestros ancestros, los cartoneros y de cómo, gracias a ellos, hoy estamos acá cómo esperanza de la especie.
Mientras la madre vuelve a la cocina el niño pregunta. -¿Es cierto, mami, que los temas que aprendemos nosotros a los 10 años, en el siglo XXI recién se enseñaban en la universidad? – Si tesoro, después de la gran matanza se comenzó a intensificar gradualmente la educación libre, porque se entendió al fin que la clave de la supervivencia era la educación y no la economía ,ni la industria ni el poder bélico cómo se creyó durante siglos.- ahora te hago una pregunta yo. ¿Te fijaste si estaban todas las ovejas? – Si mamá, están todas ¿Mamá, porque las ovejas son de diferentes colores? – Porque se las modifico genéticamente, las verdes con genes de loros, las rojas con los de papagayos, las amarillas con los de canarios y las azules con los de aves del paraíso. – ¡Cuánto sabes mamá! dijo el hijo, y se sentaron a comer, sin tener demasiada conciencia de que ese simple alimento estaba nutriendo el sueño de supervivencia soñado por las muchas generaciones humanas desde sus albores, hace cientos de miles de años.
Texto: Josè Puesto. Ilustracion: Reinaldo Polman